jueves, febrero 16, 2006

Vacaciones

Que agradable es esto, estar escribiendo desde la parcela en plena cordillera de los Andes, desde donde hace un par de meses era imposible hacer ésto, pero hoy gracias a lo que llamamos tecnología y modernidad (conexión a Internet por celulares) puedo comunicarme con el mundo exterior, porque estar acá es definitivamente otra cosa.

Entra una corriente fresca por los ventanales, esas corrientes post lluvia...que exquisito, con rayos y truenos mientras nos bañábamos en la piscina, porque así y todo el sol no se mesura.
Estar acá me deja la sensación de que son como las vacaciones casi perfectas, salvo por el hecho de que una parte importante de mí se quedó en Santiago, mas eso no me impide disfrutar los regalos de la vida; aunque en verdad estos últimos días han sido bastante buenos, empezando por el fin de semana pasado, que consistió en compras de niños (o sea, ropa...) unas cosas para el bebé y otras cosas para Mati, pasamos todo el fin de semana los tres juntos y fue, si bien cansador y adornado de algunos toques no muy dulces, placentero.
Después llegamos a la semana y pasó el Martes (Día de los Enamorados), que este año ya es la segunda vez seguida que lo paso bien acompañada, se me hizo un poco corto en vista y considerando que pasé gran parte de la tarde caminando por Providencia...pero eso es un detalle, fue un día encantador, bien aprovechado y bien regaloneado.
Y así llegamos al día Miércoles, andanzas rápidas, preparar el bolso para venir a la parcela, llamadas van y vienen, hasta que porfín me senté en la camioneta y cuando me bajé, empezó el descanso absoluto.
Ahora, desde acá, con semejantes paisajes que se admiran por la ventana, la calidez que se encuentran sólo en esas cabañas de madera bien acogedoras, y la buena música, sólo me queda entregarme a mis pensamientos, a ver si en estas mejores condiciones ambientales, me reciben.

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